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Publicado: Mar Sep 13, 2005 4:00 pm Asunto: Javier Lorca escribio para Pagina 12 |
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Interesante art?culo
Antonio Mangione
http://www.pagina12web.com.ar/diario/universidad/10-56403-2005-09-13.html
?Es preciso promover una suerte de eros asociado al conocimiento?
El ensayista Christian Ferrer sugiere pensar una universidad vital, que no se limite a formar ?cerebros? cuyo destino es la fuga.
Por Javier Lorca
Frente a la mirada que victimiza a la universidad argentina, desbaratada a bastonazos hace 39 a?os y ajustada desde los ?90, entre otras calamidades que configuran el ?relato de un martirologio?, Christian Ferrer, soci?logo y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), sugiere ?prestar atenci?n a la notable vida existencial? que habita las facultades y propone una er?tica vinculada al saber para ?construir una instituci?n vital?, cuyos estudiantes y egresados no tengan como ?nica meta la carrera individual y su habitual corolario, los cerebros en fuga. El planteo de Ferrer ?esbozado en un debate que organiz? el Plan F?nix? comienza pensando la universidad desde ciertas met?foras encarnadas por la comunidad acad?mica. P?gina/12 le pregunt? por qu?.
?Los modos en que una instituci?n se imagina a s? misma dicen mucho acerca de sus mitos, sus potencias y sus temores. Es habitual entre nosotros el lamento por la universidad de ?excelencia? perdida hace 40 a?os, por la universidad ?comprometida? desbaratada hace tres d?cadas, y por la universidad ?sometida al ahogo presupuestario? de la ?ltima d?cada y media. Es el relato de un martirologio, verdadero s?, pero riesgoso si solamente es enfatizada la condici?n de v?ctima.
??Qu? otra mirada se puede ensayar?
?Prefiero prestar atenci?n a la notable vida existencial que prospera en la Universidad de Buenos Aires, a su capacidad de supervivencia ante condiciones adversas, a su continua resurrecci?n contra todo pron?stico, a la entrega casi f?sica de sus profesores y alumnos m?s all? de retribuciones dignas o indignas, y a su labor de difusi?n cultural y pol?tica hacia la comunidad. La universidad no s?lo forma profesionales o produce conocimiento, es tambi?n una ?idea? que se encarna en vidas esforzadas y promotoras de curiosidad por lo humano. Si se descuida este aspecto, s?lo se acent?a la frustraci?n a la vez que opaca, incluso para sus propios integrantes, la consideraci?n de su energ?a y sus recursos vitales. Promover la ilustraci?n cultural de la Naci?n es una de sus misiones, porque la misi?n de una ?casa de estudios? superiores no se condensa ?nicamente en laboratorio y evaluaciones. En un microscopio o en una ?ficha? bibliogr?fica tintinean reservas espirituales.
??Qu? imaginarios est?n tras las ideas que elige como exponentes de la historia reciente: la universidad de excelencia (tras 1955), las met?foras de la interrupci?n (1966) y la reconquista (1983)?
?La ?interrupci?n? y la ?represi?n? de sus momentos cumbre o felices son palabras grabadas a fuego en la memoria universitaria. Luego de 1984 la ?pica reconstructiva fue el m?vil de los miembros de la comunidad acad?mica, conscientes de la necesidad de dejar atr?s el fr?o glacial y oscuro de los a?os de dictadura. Por entonces, la ?refundaci?n? de la UBA era una consigna que se acompa?aba de un contexto de entusiasmo pol?tico y de frescura, dir?a, un poco ingenua. Pero los ?90 fueron a?os frustrantes y confusos.
??Por qu??
?La universidad se percibi? ?sitiada? y acosada. A la vez, y gracias a la ?convertibilidad? monetaria, fue una ?poca de mucha circulaci?n de graduados y profesores hacia posgrados del exterior, de b?squeda de contextos tranquilos y pudientes para desarrollar carreras acad?micas en laboratorios y campus de Europa y Estados Unidos, y de expectativas malogradas. Curiosamente, la ?resistencia? universitaria a los planes presupuestarios del gobierno de Menem convivi? con los ?incentivos? a los investigadores y con cierto ?desamor? por la propia instituci?n, plagada de rencillas insensatas y de dirigentes estudiantiles acoplados a partidos pol?ticos cuyos cimientos crujir?an en poco tiempo. Encima, las met?foras dominantes sobre la ?inevitable? globalizaci?n, que se acompa?aron de jergas te?ricas est?riles, tampoco ayudaron a pensar la tormenta que se cern?a sobre el pa?s ni a percibir el da?o institucional interno. Las respuestas acad?micas a la idea de globalizaci?n, hoy en retirada, fueron mayormente defensivas, y no excesivamente imaginativas, quiz?s demasiado obsesionadas con los aspectos econ?micos y pol?ticos de la cuesti?n, tanto como fascinadas por las actualizaciones tecnol?gicas de la ?poca.
?Con la crisis de 2001, advierte la recuperaci?n de una met?fora, ?la fuga de cerebros?, ya aparecida en 1966 y 1973/4. ?Por qu? persiste, a qu? cualidades de la sociedad se anuda?
?De la met?fora de la ?fuga de cerebros? suelen realzarse sus condicionamientos negativos, es decir la pobreza presupuestaria, las volubles o inexistentes pol?ticas cient?ficas y las interrupciones institucionales del pasado. Pero raramente se analizan algunos condimentos de la ?mentalidad? de muchos emigrantes que ha sido formateada por el propio sistema universitario argentino. Aludo a la idea de ?carrera individual?. La universidad argentina forma excelentes ?cerebros? cuyo destino es necesariamente el exterior, pues la posibilidad de obtener subsidios sustanciosos para investigaci?n en el pa?s es casi una fantas?a, salvo en algunos nichos espec?ficos. De modo que la tentaci?n de ?fuga? a fin de impedir que la propia carrera acad?mica sea amenazada urge a muchos egresados, quienes a su vez ingresan en los dispositivos ?de captaci?n? de cerebros de las universidades del ?primer mundo?. Pero la mayor?a de los emigrados, en definitiva, s?lo consigue un trabajo bien pago. Pocos son los casos rituales de ?compatriotas que triunfan en campus del exterior?, que suelen ser celebrados en los diarios. Y aun as?, habr?a que discutir la orientaci?n pol?tica y comercial de buena parte de la investigaci?n cient?fica contempor?nea, tanto como los criterios de evaluaci?n de la producci?n cient?fica que se impusieron en los ?90. Por otra parte, es llamativo que personas que pueden haber recibido educaci?n gratuita en los niveles primario, secundario y universitario, e incluso en el jard?n de infantes, se imaginen como emigrantes potenciales hacia ?centros de excelencia? cuyo lema no es precisamente la gratuidad.
??C?mo aportar a la construcci?n de otro imaginario que no empuje a la fuga?
?Bueno, brotes de una ?pica existencial existen en nuestra universidad. Pero si se desea construir una instituci?n vital no alcanza con enfatizar el rol de la universidad de proveedora de t?tulos profesionales para el mercado de trabajo o de productora de saberes. Es preciso promover una suerte de ?eros? asociado al conocimiento. El entusiasmo de un estudiante o de un profesor se marchita si su energ?a se desgasta en rutinas o en continuos combates por mejorar su sueldo. Una er?tica ilustrada, no desgajada de las condiciones espirituales que nos tocaron en suerte a los argentinos actuales, ser?a la savia imprescindible para la universidad, y tambi?n para su dignidad. |
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